miércoles, 17 de octubre de 2012

Los nuevos Knicks

Jason Kidd y Marcus Camby
Jason Kidd y Marcus Camby.
La pasada postemporada, los New York Knicks tuvieron una salida poco honorable de la lucha por el título. No es que fuera vergonzoso caer ante los poderosos (y a la postre campeones) Miami Heat, pero sí la imagen dada. Amare Stoudemire, su feroz pívot, se había auto-lesionado tras una derrota frente a los de Florida, quedando gravemente diezmado en el brazo. Por su lado, Carmelo Anthony, excelso tirador y uno de los astros de la escuadra, dio muestras de indolencia cuando se pedía un paso al frente. 

Para colmo de males, la joven promesa Jeremy Lin, que fue una de las grandes alegrías de la grada del Madison Square Garden, se mudaba hacia los dominios de los Houston Rockets. Volvían los espectros del pasado, pues, a pesar de ser una de las franquicias con más solera de la Liga, parece existir una maldición en el Gran Manzana que el proyecto de este año pretende exorcizar.

No han sido buenos años en la tierra de Woody Allen desde que Patrick Ewing colgó las botas y excelentes jugadores como Allan Houston vieron su carrera truncada por las lesiones. Aquella casta de Knicks, con mucho músculo y corazón, tuvo el mal hado de convivir con la dinastía de los Bulls de Michael Jordan, que se encargó de cortar personalmente aquel serio asalto al título.

Pablo Prigioni
Pablo Prigioni.
Con dos finales perdidas (ante los Rockets y San Antonio), nadie en la mítica Estatua de la Libertad pensaba que tardarían tanto en volver los días felices. Isiah Thomas, excelso base de los Pistons y Hall of Fame, no triunfó precisamente como GM, mientras que entrenadores de la reputación de Larry Brown cayeron en el camino de coordinar talentos díscolos como Marbury. Ahora, la gerencia ha apostado claramente porque la experiencia es un grado, por mucho que bastantes se burlen y hablen de una secuela de Parque Jurásico.

Permanecen Stoudemire y Carmelo como estandartes, pero Mike Woodson probablemente buscara la capitanía de Jason Kidd, el rey de los triples-dobles del nuevo milenio, base legendario que cuando acabe su carrera presumirá de haber estado en New Jersey y el estado vecino. Más cerca de la cuarentena que nunca, Master and Commander puede ser incluso más útil como voz de la sensatez que cómo base, debido a sus galones y un don que Kobe Bryant definió como floor general.

Stoudamire, Anthony y Chandler
Stoudamire, Anthony y Chandler.
Junto con Kidd, viene un novato que ha dejado en ridículo el récord del legendario Arvydas SabonisPablo Prigioni viene a ser el novato más atípico de todos los tiempos, años con el Tau Cerámica, Real Madrid y la selección Argentina, entre otros destinos, curten a cualquiera. Charles Barkley suma años en la calculadora y “El Gordo” (dicho con todo el cariño), se carcajea. De cualquier modo, haríamos bien en recordar todos que Raymond Felton será el titular. ¿Qué hay de malo en tener a dos jefes guerreros como Kidd y Prigioni en la banca?

“Los Knicks han vuelto”, ha afirmado reciente Carmelo Anthony, a quien los Juegos Olímpicos deberían haber dado más madurez a un jugador exquisito con la cabecita siempre extraviada. Junto con la fuerza de Stoudemire, el Big Three particular se confirma con Tyson Chandler, hombre que tiene un anillo de la NBA y el año pasado fue galardonado como mejor defensa del campeonato. Muchos piensan que el pasado curso estuvo muy solo, hoy por hoy, Chandler sonríe por la batería que han preparado en los despachos.

Marcus Camby, Kurt Thomas y Rasheed Wallace. Viejos samuráis que saludarán a Spike Lee mientras el cineasta agita las toallas. Emociones fuertes para un verdadero combo de veteranos. Camby cumple la máxima de que una vez uno ha sido de New York, siempre lo lleva en su corazón. Tapones, intensidad y energías cansadas a partes iguales. Thomas ofrece prestaciones muy parecidas e igualmente interesantes. Por el lado de Wallace, uno de los mejores defensas interiores de la pasada década y heterodoxo versátil del poste bajo y triple, se ha dejado seducir por volver a colaborar con Mike Woodson tras el buen sabor de boca en Detroit. “Ahora es el capitán de su propio barco y estoy a sus órdenes” afirma un Sheed que, como Kidd, puede ser tan valioso como consejero de Stoudemire que en la cancha. El tiempo lo dirá.

Spike Lee animando a sus eternos Knicks.
Spike Lee animando a sus eternos Knicks.
¿Tanta juventud falta en este proyecto? La respuesta mirando el DNI de sus pívots y bases diría que sí, pero los dos hermanos Smith, explosivos y anotadores, distan precisamente de ser Matusalenes, además, en el mercado de invierno siempre será factible hacerse con los servicios de algún talento emergente. No se trata de sobrevalorar a los Knicks, equipo que ha mostrado estos últimos años que ha tenido fisuras, pero tampoco de enterrarlos antes de tiempo. Otro ilustre veterano que intentó alistarse en este country for old men, fue T-Mac, aquel mago que durante varias madrugadas nos hizo pensar que ninguna desventaja era demasiado grande para no levantarse en menos de un minuto o que la tabla era el mejor asistente para un matador. A pesar de dejar destellos de su clase en el training camp, finalmente fue cortado y todo parece indicar que el malogrado jugón castigado por las lesiones tomará rumbo a China.

De momento, bien podríamos decir que nada es indicio de nada. Ni la victoria ante unos Wizards aún poco engrasados ni los agoreros que hablan del enésimo fracaso de un equipo acostumbrado a hacer sufrir a su devota grada. Últimamente, el Madison está más acostumbrado a disfrutar tangencialmente de glorias ajenas (los recitales de Jordan, o los más cercanos de Lebron James y Kobe Bryant) y a verse fácilmente abatidos por potencias del Este como los míticos Celtics o los omnipresentes Heat que amenazan con engullirlo todo.

El curso académico 2012/13 se muestra, a priori, como una Guerra Fría con desenlace en junio entre dos transatlánticos, los Miami Heat y los Lakers. De cualquier modo, los puristas que piensan que una escuadra es tan buena como el peor de sus miembros, no quitan ojo de los insultantemente jóvenes Thunder, pulcros y aplicados jugadores a los que no entra en la cabeza que no vayan a ser favoritos. Y, como ellos, hay más candidatos de tapado...

¿Y por qué no se iba gestar esa rebelión contra los deseos de Lebron y Kobe en la cosmopolita urbe? 

Esta temporada, echen un vistazo a la Gran Manzana.

Un artículo de Marcos Rafael Cañas Pelayo para BaloncestoVida.

Un saludo.

martes, 9 de octubre de 2012

Buena oferta en Oteros Sport

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Vengo de dar mi vuelta rutinaria por las tiendas deportivas de Córdoba, y me he encontrado estas AND1 con los colores de Los Ángeles Lakers en Oteros Sport. Muy bonitas y cómodas a buen precio.

Un saludo.

viernes, 5 de octubre de 2012

Fondos de pantalla 2

Kobe Bryant en acción; mate
Kobe Bryant con la equipación de USA.
Lebron James en acción; mate
Lebron James con ropa de entrenamiento.
Aquí os dejo dos pedazos de fondos de pantalla sobre Kobe Bryant y Lebron James, ¿cuál pondréis?
Recordad que tenéis fondos de los equipos de la NBA aquí.

Un saludo.

lunes, 1 de octubre de 2012

Felipe Reyes, el guerrero cordobés

Felipe Reyes

Era la primera jugada, el ataque inicial, Juan Carlos Navarro cruzó un pase picado perfecto entre los pívots griegos y él agarró la bola como otras personas cogerían una naranja. Aguantó perfectamente el intento de Lazaros Papadopoulos y culminó la posesión con un mate brutal a dos manos. El banquillo de los de Pepe Hernández brincaba, estaba demasiado cercano el recuerdo de la lesión de Pau Gasol. Felipe Reyes marcó la senda desde el primer instante de aquella Final de la Copa del Mundo de 2006

Felipe Reyes imagen de un poster de la revista Gigantes del Basket
Poster de la revista Gigantes del Basket.
A lo largo de su trayectoria con el combinado absoluto, la carrera del pívot de origen cordobés solamente puede ser catalogada de brillante. Antoni Daimiel, insigne comentarista que tantas noches de gloria ha retransmitido para los amantes de la NBA, ya lo advertía durante los Juegos de Pekín a la hora de decidir qué es lo que le preguntaría al antiguo canterano del Estudiantes: “¿Dónde venden ese tirito de media distancia?”

Habrá quien diga que esta catarata de elogios para el blog siempre vienen a colación, tópica incluso, cuando uno habla de alguien que se retira. No, que ningún seguidor del Real Madrid de basket encienda las alarmas, “Espartaco” seguirá batiéndose en los tableros de la ACB y luchando en la Euroliga, una de las escasas competiciones que se resisten a su palmarés.

Pero no habrá más rebotes made in Felipe en la selección que actualmente comanda Sergio Scariolo. Salvo que se desdiga y haga caso a sus compañeros, la mítica final olímpica contra los todopoderosos Estados Unidos, ha sido el broche de oro, como lo fue hace cuatro años atrás para Carlos Jiménez (guerrero con el que libró muchas batallas conjuntamente), para un ciclo extraordinario, el de una generación dorada.

Felipe Reyes taponando un lanzamiento
Felipe taponando un lanzamiento.
De cualquier modo, hay que ir al origen para conocer la verdadera Historia y, aunque los más jóvenes recuerden a Reyes como simpático invitado en El Hormiguero, su carrera ha sido una sucesión de luchas, por lo civil o lo criminal, donde el físico propio y ajeno se ponían a prueba.

Ya lo demostró en El Estudiantes encarnándose con el bestial Kaspars Kambala. También era especialista en hacer explotar la paciencia de algunos, como le sucedió a Gabini, quien intentaba marcar su territorio en la zona con brutales faltas para frenarle en el Buesa Arena. Durante cuarenta minutos, el center no se caracterizaba por repartir golosinas, tampoco se quejaba de lo contrario.

Probablemente fuera la clave de su éxito. A veces, para quienes no compartían vestuario con él, era un dolor de muelas a evitar, el jugador rival al que agradeces que tu grada silbe cada vez que le pasan el balón. Sin embargo, precisamente por ello sus entrenadores le querían, sus compañeros se sentían protegidos y nunca se dijo que aquel Felipín era simplemente el hermano de un gran jugador, Alfonso Reyes.

Felipe Reyes con la equipación de la selección española
Felipe con la equipación de la selección.
Y así fue haciéndose un clásico de la ACB. Para el recuerdo quedarían siempre aquellos duelos con Luis Scola que alcanzaron su máxima expresión en la final liguera de 2005. El poste bajo se puso a prueba, el instinto de colocación y, por qué no decirlo, golpes, como la agresión del agresivo pívot argentino frente a su oponente. Fue una guerra subterránea de cinco durísimos partidos donde los dos terminaron de convencer a los ojeadores de la NBA, que al español ya le estaban rondando desde la Copa del Rey de 2003, donde El Estudiantes fue eliminado pero su joven promesa que hacía mates y se partía la cara con cualquiera, copaba las mejores jugadas.

Igual que le ocurrió a otro hijo queridísimo de la Demencia, Reyes hizo el recorrido de Fernando Martín, dejó a los colegiales donde lo había sido todo para marchar al Real Madrid, donde vivió momentos ambivalentes, incluso rumorologías de ser traspasado en verano, pero sin que nadie nunca pudiera dudar de su honestidad. Con el tiempo, se hizo un símbolo del madridismo, especialmente recordada su participación en la épica ACB de Joan Plaza, ganada en territorio de la eterna Némesis, el Palau blaugrana.

Felipe en el pabellón Vista Alegre de Córdoba
Felipe en el pabellón Vista Alegre de Córdoba.
En todos los vestuarios, una voz a recordar, probablemente la próxima concentración de esa generación de malcriados que han sido aquellos niños de oro lisboetas, echará de menos esa presencia combativa. Andrés Montes, quizás el mejor hacedor de motes del habla hispana para las retransmisiones deportivas, no podía encontrar mejor comparación con los personajes de la Antigüedad Clásica: Espartaco.

Quizás el rojo de la selección fuera el denominador común, en el que todo buen aficionado al Joventut, al Pamesa, al Cajasol... podía disfrutar honestamente y sin rubor de Reyes y sus prestaciones.

No era tampoco precisamente el rol más fácil para él, en el Estudiantes había sido El Gran Hombre, si bien en el Madrid había más líderes, no dejaba de ser uno de los puntales. Con sus brillantísimos compañeros de generación, Reyes conoció una sensación atípica, la experiencia de la banca y ser muy, muy bueno, pero compartir espacio histórico con el que para muchos es el mejor interior de todos los tiempos del basket español, Pau Gasol.

Felipe con el uniforme del Real Madrid
Felipe con el uniforme del Real Madrid.
Acostumbrado a ser uno de los monstruos estadísticos de la ACB, Felipe mostró que podía sacar petróleo de cada circunstancia. Únicamente Jorge Garbajosa podría disputarle esa economía tan rentable, la relación calidad precia del dorsal número 9.

Su evolución fue increíble, incluso sus detractores admitirán esa realidad innegable. Cuando comenzó, Reyes acostumbraba casi por sistema a errar uno de sus dos tiros libres, casi como manía. Poco a poco, sus suspensiones iban mejorando, llegando incluso, con el paso de los años, a ser capaz de lanzar con garantías desde más allá del 6´25.

Su rol era el de un secundario de lujo de una gran súper-producción. Nadie hubiera hablado de sus molestias de espalda, viéndole brinca y agarrar rebotes de dibujos animados en una mítica semifinal contra la Lietuva de Sarunas Jasikevicius. Sus mejoras en prestaciones defensivas lo convirtieron en un jugador aún más completo y en constante evolución, uno de ésos que cada verano incorporaba un nuevo truco más al arsenal, negándose a dar su brazo a torcer.

Felipe alzando el trofeo de campeones de Europa
Felipe alzando el trofeo de campeones de Europa.
“Le estaré eternamente agradecido a Navarro”- Felipe Reyes, hablando de la decisión de “La Bomba” de que él alzase el trofeo de campeones de Europa tras un verano muy complicado en lo personal.

Sin duda, si la última danza fue haciéndole caricias a unos tales Lebron James, Chandler y compañía, no se trataba, como diría Phil Jackson, una mala manera de terminar un bonito baile. Tampoco los pragmáticos pondrían muchas pegas a esta decisión lógica.

Dos Europeos, un Mundial, muchas platas, algunas bañadas en lágrimas por lo cerca del éxito final...

Pese a ello, desde este blog, únicamente podemos pedir por favor, que Espartaco haga caso a la conjura que se está gestando en su vestuario, que se resume en una máxima premisa… Come on Felipe, one or two summers more.

O por lo menos, eso le diremos hasta que pasen y entonces diremos que no hay dos sin tres… Como con Carlos Jiménez, nunca es buen momento para despedir a un gladiador bajo tableros de una de las mejores canteras del basket nacional.

Un artículo de Marcos Rafael Cañas Pelayo para BaloncestoVida.

Un saludo.