lunes, 17 de enero de 2011

La evolución del pívot

Desde George Mikan a Dwight Howard


George Mikan y Shaquille O´neal
George Mikan y Shaquille O´neal.
Frío diciembre de 1949. New York, un gran cártel anuncia la entrada: “Mañana: George Mikan contra los New York Knicks. Los jugadores de los Minneapolis Lakers se quedan sentados en el vestuario con ropa de calle y no se cambian para el partido, Mikan, espigado individuo con gafas y 2´08 metros, queda perplejo, “¿No lo ves? Juegas tú, no nosotros.”. Bromas aparte, estos primerizos Lakers son la primera gran dinastía de la liga, con Mikan como mejor jugador.

Shaquille O´Neal admitió décadas después que él y otros de su especie no hubieran podido existir sin aquel individuo espigado, serio, educado y que obligó a la liga a ampliar la zona y cambiar el reglamento para impedir su abuso.

Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O´neal y George Mikan.
Kareem, Shaquille y George.
El caso de George y el de algún ilustre coetáneo suyo como Ed Macauley, mostraron que los hombres altos podían determinar el rumbo de una franquicia ganadora. George lideró a los suyos a cinco anillos, Ed, era tan bueno que sus compañeros empezaron a apodarle “Easy Ed”Hoy tenemos la amable invitación de hablar de los pívots, esa raza aparte, privilegiados desde sus atalayas. Si alguien duda de la máxima de que un perro grande hace falta para ganar, podemos afirmar que los 60 no se explican sin Wilt Chamberlain y Bill Russell, quienes además, igual que Mikan y Ed antes, ejemplifican dos estilos.


Wilt Chamberlain con el cartel de sus 100 puntos.
Wilt el día de los famosos 100 puntos.
Chamberlain ha sido, sin dudas, el jugador más fuerte de la Historia, aunque haya asteriscos como Karl Malone o el propio O´Neal. Capaz de anotar 100 puntos (a los que piensen que era un basket menos físico, les sorprendería saber la fiereza de aquellos días) en un encuentro, Wilt, originario de Filadelfia, era tan bueno como problemático para sus entrenadores. Obsesionado por sus récords individuales, capaz de intimidar sin saltar, había ojos que preferían a Bill Russell. Russell fue el capitán de una tripulación grandiosa, los míticos Boston Celtics de los 60, una maquinaria casi invencible. Bill no era el más alto (2´06), pero si un genio de la intimidación, del llegar al rebote, de aunar a su defensa… Wilt ganaba partidos solo, Russell y sus tapones cimentaban victorias en conjunto.

Wilt Chamberlain
Wilt Chamberlain.
Tras aquellos dos genios, llegó un jugador para los 70 que lo revolucionó todo. Kareem Abdul-Jabbar, un tipo tan independiente como para abrazar la fe musulmana y renunciar a sus anteriores apellidos. Reconocible por sus pintorescas gafas, Kareem ejemplificaba muchas de las virtudes de los anteriores ilustres de la NBA, pero además incorporaba un arma celestial, el sky-hook. Magic Johnson afirmó que era el mejor tiro que nunca vio.

Primero en los Bucks y luego en los Lakers, Jabbar fue el eje de todo el sistema. Era fácil, tienes un recurso que es virtualmente indefendible, un movimiento fácil de memorizar pero no de puntear por su elevada altura. Incluso tras la eclosión de Magic, el recurso de bola a Kareem siguió hasta avanzada edad de este pívot que además llegó a combatir contra el mítico Bruce Lee en cine.

Hakeem Olajuwon y Ralph Sampson.
Ralph y Hakeem.
Pese al éxito innegable de Larry Bird y Magic, uno de sus máximos competidores decidió crear una fórmula muy original para batirles. “Las Torres Gemelas” fue la apuesta de los Houston Rockets, de la mano del nigeriano Hakeem Olajuwon (dueños de unos finos movimientos de pies que le ganaron el apodo de “The Dream”) y el delgado pero completísimo Ralph Sampson.

Las Torres llegaron a dos Finales y lograron batir 4-1 al Showtime de Magic en una de las escasas ocasiones en que a ese genial equipo le mojaron la oreja. Por desgracia, las lesiones rompieron la resistencia (física y psicológica) de Sampson, Olajuwon, bendecido por la suerte y su constancia, terminó siendo el mejor pívot de buena parte de los 90, incluyendo dos anillos. Su maestría era tal que el propio Shaquille O´Neal pidió ser adiestrado por él en sus movimientos, quedando agradecido.

Patrick Ewing.
Patrick Ewing-
Era un nuevo tipo de hombre alto, que ejemplificó como nadie la Némesis universitaria de Olajuwon, Patrick Ewing, el hombre fuerte de la Gran Manazana durante los 90. Con gran tiro de media distancia, buen defensor y capaz de ser la primera opción de su equipo, Patrick tuvo la mala suerte de chocar con los Indiana Pacers y, muy especialmente, con los Bulls de Jordan en el camino al éxito. Muy en consonancia con las guerras Fernando Martín VS. Audie Norris, Ewing tuvo algo más que codos con Alonzo Mourning, uno de sus mejores amigos, pero enconado rival en la cancha.

Pese al valor sentimental y mítico de jugadores como Zo o Ewing, el siglo XXI trae la fórmula revivida de Houston, especialmente en San Antonio, El Almirante David Robinson y el por entonces joven prodigio Tim Duncan. Dominio del tablero para ganar desde la defensa y la ofensiva simple y directa (tiro a tabla como credo) para cimentar una dinastía texana.

David Robinson y Tim Duncan.
Tim Duncan y David Robinson.
Por el contrario, la apuesta de Jerry West y Phil Jackson fue la más clásica, un habilidoso hombre exterior y una fuerza en la pintura. Shaquille O´Neal justificó tres anillos y una intimidación increíble con su físico superlativo.

O´Neal ha ejemplificado lo que es el renacimiento de Chamberlain o lo que en el futuro está empezando a ser Amaré Stoudemire o Dwight Howard. Jugadores hambrientos, capaces de pasar de los 40 minutos y como dice Dirk Nowitzki “Capaces de decidir un partido con un par de tapones”.

Dikembe Mutombo.
Dikembe Mutombo.
Muy similares a O´Neal, Stoudemire (aunque la influencia de Nash lo ha pulido mucho) y Howard se dejan asesorar hoy en día por nombres como Ewing u Olajuwon. ¿Ha cambiado tanto la concepción del pívot? ¿Qué le costaría a Bill Russell en Boston entender las sensatas instrucciones de Kevin Garnett, uno de los mejores comunicadores defensivos de los últimos años? ¿Acaso George Mikan se ve tan diferente de la inteligencia táctica de Pau Gasol, que desajusta a las defensas rivales sin tocar el balón por las opciones que genera?

Además, se están mostrando en cada ocasión más longevos, especial atención a trayectorias como la de Dikembe Mutombo. Perros grandes que deben ser alimentados, torres de fuego que ahora se ven perplejas ante jugadores indefinidos llamados ala-pívots, tipos que grandes que tiran de tres (aunque el zar Sabonis ya había traído ese concepto) y juegan por fuera. 

Novedades que no impiden que se sigan y seguirán forjando nuevos gigantes estilo Chamberlain, depredadores bajo los aros.


Un artículo de Marcos Rafael Cañas Pelayo.
Colaborador de BaloncestoVida.


Un saludo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...faltaba nombrar a Tachenko..pura poesia en movimiento...mirad que movimientos de codos.. http://www.youtube.com/watch?v=iUMNKUU15V4
como el aleteo de una mariposa...jaja

El Viejo dijo...

Desde luego, como siempre pasa en estos recorridos, están todos los que son, pero no son todos los que están.

Gracias por el enlace youtube.