Michael Jordan, vol. 1


"¿No tienes miedo...? Lleváis luchando 47 minutos y 50 segundos, queda una posesión y es para Chicago, que ha pedido tiempo muerto, ¿ya sabes a quién le llegará el balón, verdad? Mírale, bébete tu bebida isotónica para reponerte mientras tu entrenador prepara la jugada en defensa, pero mírale. ¿Acaso lo notas nervioso, con dudas...? ¿Aun no tienes miedo...? Piénsalo, va a coger el balón, se va a desmarcar de su defensor y va a lanzar. A veces el destino es caprichoso sí, y unas veces el balón entra y otras veces no... Pero entre tú y yo, ¿cuántas veces lo ha hecho ya?
Tú no eres rival para él, lo sabes, no confías en que nadie de tu equipo pueda marcarle, las voces de tu entrenador resuenan en el pabellón, intenta inspiraos confianza para que creáis, Phil Jackson parece hacer lo mismo, pero él no le atiende, se seca el sudor con su toalla, tiene la mirada perdida en el marcador y da un sorbo de su Gatorade de naranja, algunos como Pippen y Kukoc, lo miran de reojo, otros como Harper le dan una palmadita en el hombro, Dennis habla con un espectador y todo el pabellón os grita a vosotros, soplos de aliento; "Defense, defense, defense...". Eso os llena de coraje y de esperanza, y seguramente saldréis a dejaos la piel en este último ataque de los Bulls, pero en el fondo, sabéis lo que va a pasar... Michael Jordan os va a ganar el partido."


"Nadie puede pensar en ganar el título hasta que Jordan no se retire". Pat Riley.

Todos sabemos quién es Michael Jordan, qué ha ganado, cómo lo ha hecho, qué escalafón ocupa en la historia de este deporte... Así que no me centraré en hablar de títulos, anillos, records, de su etapa en North Caroline, de su etapa en los Chicago Bulls, de su etapa en los Washington Wizards, etc.
Voy a hablar del jugador, del deportista, del mito... Del hombre.

Empezaré zanjando cierta duda, Jordan es el mejor jugador de la historia de este deporte, punto.

Kobe BryantLebron JamesGrant HillAllen IversonVince CarterTracy McGradyDwyane Wade... Son sólo algunos de los nombres que se han asociado a la sustitución del que en su día fuera amo y señor de la liga más física y espectacular de la Tierra, la NBA.

Algunos, no querían asumir esa responsabilidad, otros la afrontaron y a algunos, no hizo falta engatusarlos, ellos mismos asumieron ese rol. Pero el vestigio de Su Majestad del Aire, les ha venido grande, muy grande. Sólo unos cuantos han rozado la galaxia de gloria en donde pululaba con total tranquilidad MJ.
Días oscuros les ha tocado vivir, pues, o el ocaso de la grandeza del 23 de los Bulls llega pronto, o aparece un jugador de un recóndito lugar del planeta para hacérnoslo olvidar o... Uno tras otro, estas estrellas rutilantes, irán chocando contra un muro que se levanto librando batallas en una cancha de baloncesto y que aun hoy día es, insuperable.


"En primer lugar empiezas a hablar del hecho de que él
pone en evidencia a la liga de lo bueno que es"Chuck Daly.

Cuando Michael llevaba unos cuantos años en la NBA, y los Detroit Pistons rechazaban su ascenso a la grandeza a base de golpes, tuvo una revelación. Ya estaba claro que él era el más grande, si quería podía meter 40 puntos, 50 puntos, 60 puntos... Pero al final, los Pistons se llevaban el trofeo de Campeones de Conferencia y se plantaban en la final, entonces seguro que contra los Boston Celtics o Los Ángeles Lakers. Esto lo explica mucho mejor que yo John Salley.
Michael pensó, si ya soy el mejor, y no ganamos, ahora tengo que hacer mejores a mis compañeros. Y nació la leyenda.

Pareció que en aquel año de 1990, a principios de pretemporada, llamó a Phil Jackson, mientras éste seguro leía algún libro de metafísica, y le dijo; "Phil, este año voy a promediar 30 puntos por partido, pero quiero que me digas en cada uno de ellos qué quieres que haga; si robar balones, dar asistencias, coger rebotes...". Phil, seguro de su jugador le diría un simple; "Ok Mike." Y colgarían.

Ocurrió y ver a los Bulls jugar en la temporada de 1990 - 1991, era ver anotar a Michael 30 puntos cada noche, y si la ocasión lo requería, coger 10 rebotes, dar 10 asistencias o robar 10 balones...
Todos y cada uno de los jugadores de Chicago participaban en las victorias, y todo salía de las manos de Jordan. Se convirtió en el arquitecto del juego.

"Por un momento me pareció ver a Dios vestido de jugador de baloncesto". Larry Bird.

La plantilla de aquel año, que ganó 61 partidos de temporada regular, ahí es nada, estaba formada por un grupo de jugadores, de los que destacan; Scottie Pippen, el mejor escudero de la historia, B. J. Amstrong, un modesto base con una buena mano desde los 5 metros, Bill Cartwright, un veterano pívot, Horace Grant, un ala - pívot que llevaba 4 años en el equipo y John Paxon, un base igual de modesto que B. J. pero éste con una buena mano desde la línea de tres puntos. El resto, si los nombro estoy seguro de que ni os sonaran, pero lo merecen de igual modo; Craig HodgesDennis HopsonStacey KingCliff LevingstonWill Perdue y Scott Williams.

Pasaron por encima de Detroit con un 4 a 0.
Al igual que los 300 espartanos de Leónidas, estos valientes se plantaron en las finales y se pusieron frente a los casi todopoderosos (el "casi" me ha dicho Larry Bird que lo pusiera) Lakers de Magic JohnsonJames WorthyA. C. GreenVlade DivacSam PerkinsByron ScottMychal Thompson... Si Jordan era Leónidas, Mike Dunleavy era el rey persa Jerjes.

Mike hizo un rectificado en el aire que ha pasado a la posteridad, como una de las jugadas más espectaculares de todos los tiempos, y al contrario que Leónidas, que murió bajo el yugo del gran Jerjes, MJ se llevó el campeonato para Chicago, aunque antes, lloraría como un niño en los vestuarios del Staples.
Seguro que los californianos escucharon sus llantos desde las duchas y al contrario de alegrarse, entristecieron, los Lakers se resquebrajaban, y a pocos metros de ellos, supieron que nació el que aplastará tanto su dinastía como la de sus eternos rivales, los Celtics de Bird. 


"Para derrotar a Michael Jordan hay que arrancarle el corazón"George Karl.


La liga nunca volvió a ser la que era, y muchos jugadores del Hall Of Fame que caminaban como reyes sin corona por las canchas entonces, tenían que rendirse a la evidencia. Estaban a merced del 23 de los Bulls, el muy tirano...

En el verano de 1994, tras proclamarse una vez más, y ya era la tercera, campeón de la NBA, Su Majestad decidió dejarlo. Su padre, James Jordan, fue asesinado y su hijo, no pudo superarlo. Nadie puede culparle, el propio Alejandro Magno a pesar de ser declarado en la edad antigua un Dios viviente con apenas 25 años, recordaba y lloraba a su padre, asesinado también años antes.

Michael decidió reencontrarse así mismo, jugando al béisbol, deporte arduo complejo para el viejo continente europeo. Conoció la derrota, tuvo que bajar de la galaxia de gloria y sentarse en un banquillo, ir en autobús... ¿Y qué hizo él? Jugó. Jugó como mejor sabía y lo dio todo. Hasta que se reencontró así mismo y estuvo en paz con su padre. James siempre quiso que su hijo fuera una estrella del bate.
Paralelamente, a sus fieles espartanos, los Bulls, los apearon de los playoffs sin consideración ninguna, primero los New York Knicks y después Orlando Magic. Jordan ya no estaba para defenderlos, tenía 32 años y hacía más de 15 meses que era esquivo al baloncesto...


"Recuerdo que le miré a los ojos y reflejaban algo así como;
No importa lo que hagáis o digáis, os vamos a ganar"Isiah Thomas.

B. J. se levantó temprano, tenía que entrenar, pronto empezarían los playoffs y había que estar a tope, serían las 7:00 de la mañana cuando recibió una llamada, era Jordan; "Vamos a desayunar".
Desayunando, Mike habla con su amigo, y le acompaña al entrenamiento, antes de que éste empiece, y sin darse cuenta, Amstrong se encuentra defendiendo a Jordan pues están jugando un uno contra uno, MJ va en traje.
Una semana después, Jordan anuncia su regreso a los Bulls con sus míticas palabras; "I´m back".

La falta de rodaje o el descaro de los jóvenes Penny Hardaway y Shaquille O´neal, con ahora un Horace Grant en su contra, hacen que Michael, falle en un momento crucial... Y los Bulls se fueron a casa sin su 4º título de la NBA.
Lo que Penny y Shaq no supieron en aquella celebración, era que habían despertado a la bestia...

Ese verano, Jordan, rodó Space Jam, y lo divertido de la película y del rodaje, terminaba cuando salía de su camerino y se dirigía a la cancha contigua que instalaron para que entrenase. Ahí, His Airness, se esforzó en el entrenamiento como no lo hiciera desde que en su 2º año en el institutoLaney fue cortado del primer equipo.

Llegó la temporada 1995/1996, y los Bulls de Chicado, ligeramente renovados, rejuvenecidos y con un Jordan seriamente motivado, ganaron la escandalosa cifra de 72 partidos de liga regular. Record absoluto NBA de todos los tiempos. Ganaron su 4º anillo cediendo sólo 3 partidos en todos los playoffs. Michael fue MVP de temporada regular y MVP de las finales...

La liga, estaba de nuevo a su merced.

Continuará...

Un saludo.

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